Martin Luther King fue un pastor
baptista que lideró el Movimiento por los Derechos Civiles de los
Afroamericanos, utilizando la palabra y la resistencia pacífica como sus
principales armas en pro de la igualdad de negros y blancos. Como ocurrió con
Kennedy, su asesinato le convirtió en uno de los mitos de la era moderna.
El discurso:
El discurso de Martin Luther King
fue, además de una buena idea, una buena causa apoyada unas buenas palabras. De
hecho, fueron sin duda las palabras más adecuadas para la audiencia que iba a
escucharlas, alineando a la perfección la realidad y los deseos. Lo pronuncio el 28 de agosto de 1963 en el histórico monumento Lincoln Memorial.
Como reverendo reciclado para la
actividad política, Luther King era un gran orador. Una anécdota poco conocida
sobre este discurso es que no constituía un estreno: King lo había ensayado en
varias ocasiones ante varias audiencias, puliéndolo sin cesar hasta la
perfección. Como ya hemos comentado en este blog en otras ocasiones, la
preparación es la madre del éxito de las palabras. Luther King lo sabía, sabía
que sus 16 minutos de discurso podían cambiar el mundo, y se preparó para ello.
Su discurso es similar a una
construcción de piezas de LEGO, en la que logró aunar una inteligente elección
del contenido con una perfecta forma de contarlo (puesta en escena). Utilizó
tres elementos esenciales: pasado y futuro, referencias a canciones, la Biblía,
y a discursos famosos. De hecho la primera cita es del discurso de Gettysburg
de Lincoln, una pieza conocida por cualquier alumno de instituto americano. Sus
palabras saltaban del “dónde estaban” al “dónde querían ir”; su reto era que el
camino pareciera fácil. Y King lo logró porque su sueño, su discurso, estaba
sembrado de lugares conocidos, de citas y elementos que el público podía
identificar con facilidad. Así la tarea de cambio parecía familiar, porque
contenía elementos conocidos para quienes lo escuchaban.
El impacto:
En aquel día de un tórrido
agosto, más de 250.000 personas, muchas de las cuales habían viajado miles de
kilómetros desde sus hogares, se dieron cita para escuchar las palabras de
Luther King. No olvidemos que estamos hablando de un grupo social que no tenía
fácil acceso al transporte público, y en muchos casos, ni siquiera al teléfono.
El impacto del discurso del
doctor King muestra que el poder está en las personas, en su círculo; no en las
redes, que son la herramienta. Cuando se crea una atracción, una causa o una
buena razón, las personas se movilizan, con o sin redes sociales. Porque no hay
nada más poderoso que la palabra transmitida de persona a persona, sea cual sea
el camino que elija, cuando se busca un cambio.
El discurso escrito puede verse en el siguiente hipervínculo:
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