DEMÓSTENES |
Nació en el
384 a.c y falleció en Calauria en el 322 a.c.
Sus dotes de oratoria constituyen la última expresión significativa de
las proezas intelectuales atenienses y permiten el acceso a los detalles de la
política y la cultura de la antigua Grecia durante el siglo IV antes de Cristo.
Demóstenes
tenía todo en contra para ser orador:
era tartamudo, tenía una voz débil y una constitución física
enfermiza. Asimismo era
disciplinado. Sin embargo, con
constancia y empeño logro vencer uno a no los obstáculos que le impedían ser un
orador. Su biógrafo Plutarco, nos
refiere minuciosamente los trabajos que realizó Demóstenes para vences dichos
obstáculos.
Para vencer la
tartamudez y fortalecer su voz, iba a la
playa y se introducía piedritas en la boca y con ellas pronunciaba
sus discursos ante el fragor de las olas.
Si nosotros quisiéramos imitar estos ejercicios, bastaría que
sujetáramos un lápiz entre los dientes y, con este obstáculo para la lengua,
pronunciar algunas frases. Aparte de que fortalecemos nuestras cuerdas vocales,
veríamos como mejora nuestra dicción, si lo realizamos con constancia.
Para
fortalecer sus pulmones escalaba empinadas cuestas, y al mismo tiempo, iba
recitando versos y discursos. Para
disciplinarse lo que hizo fue construir un sótano en su casa, el cual, para la
época de Plutarco (siglo I d.c) todavía existía y pudo visitarlo. En este sótano se encerraba a estudiar. _ Se
dice que copio ocho veces la obra de Tucídides_ “ Pasando allí dos o tres meses
continuos , no afeitándose mas que un solo lado de la cabeza para no poder salir,
aunque quisiera, detenido por la vergüenza.
Y así se
convirtió en el gran orador que tantos autores han hablado, algunos de cuya
opinión se menciona a continuación. El
llamado Canon Alejandrino, compilado por
Aristófanes de Bizancio y Aristarco de Samatocracia reconoce a
Demóstenes como uno de los mejores oradores aticos. Según Longino, Demóstenes perfeccionó al
máximo el tono del discurso idealista, pasional, abundante, preparado,
rápido. Cicerón le aclamó como “el
orador perfecto” al que no le faltaba nada y Quintiliano le alabó dirigiéndose
a él como “lex orandi” (la norma de oratoria) y diciendo de él que: “inter
omnes unus excellat (se encuentra sólo entre el resto de los oradores).
La Influencia
de Demóstenes ha perdurado a través de los siglos. Los estudiosos de la biblioteca de
Alejandría, editaron cuidadosamente los manuscritos de sus discursos. Juvenal le aclamó diciendo que era largus et
exudants engenii fons (una larga y desbordante fuente de ingenio) . Demóstenes constituyó una fuente de
inspiración para los autores de los artículos federalistas (una serie de 85
artículos defendiendo la ratificación de la Constitución de los Estados Unidos
de América) y para los principales oradores de la revolución francesa.
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