martes, 20 de enero de 2015

NO TENGO MAS NADA QUE OFRECER QUE SANGRE, ESFUERZO, SUDOR Y LÁGRIMAS"

WISTON CHURCHILL


“Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” (en inglés blood, toil, tears and sweat) una famosa sentencia utilizada en el histórico discurso que el Primer Ministro británico Wiston Churchill pronunció ante la Casa de los Comunes (la cámara baja del Parlamento del Reino Unido), el 13 de mayo de 1940. Churchill había reemplazado en el cargo a Neville Chamberlain en el contexto de la Batalla de Francia, ocho meses después del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, cuando las fuerzas aliadas estaban experimentando continuas derrotas frente a la Alemania nazi.

Churchill pronunció tres discursos públicos durante el período de la Batalla de Francia. Éste discurso y los dos siguientes, del 4 de junio (“lucharemos en las playas“) y del 18 de junio (“esta fue su hora más gloriosa“), tuvieron una extraordinaria influencia en la opinión pública británica, preparándola para enfrentarse a una guerra dura y prolongada, y que, a diferencia de lo ocurrido durante la Primera Guerra Mundial, previsiblemente afectaría también al territorio de la isla, como se confirmó desde julio de ese mismo año de 1940 con los enfrentamientos aéreos de la Batalla de Inglaterra y los bombardeos masivos, que se mantuvieron hasta el final de la guerra (1945).

El análisis de su discurso nos hace destacar una introducción fuerte, como reza el dicho: Si el aroma de la comida  es buena nos abrirá el apetito, pero si no,  probablemente no sigamos comiendo por muy buena que sea la apariencia del plato.  Quizá la repetición de las palabras Victoria!, tantas veces como lo considero necesario, abrieron el corazón de cada uno de sus ciudadanos.  Otro aspecto a notar, es lo conciso y directo con que entra en materia, al punto que de una manera muy fútil, se disculpa por no seguir con el protocolo que la Cámara exigía a sus oradores.  El contenido emotivo de su discurso y el llamado desesperado a sobrevivir ante las vísperas de la guerra,  suplieron como un manto de estrellas, la falta de euforia de este orador, al cual la edad no le dejó expresar la furia con que palpitaba su corazón. Pero no le  impidió lograr el efecto que quería.  Unir a todos los británicos en la lucha.

    


Winston Churchill
"Sangre, sudor y lágrimas"
Discurso pronunciado en la Cámara de los Comunes el 13 de Mayo de 1940.


"Me preguntáis; ¿Cuál es nuestra aspiración?. Puedo responder con una palabra: ¡Victoria!, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo el terror; victoria por largo y duro que pueda ser su camino; porque, sin victoria, no hay supervivencia..."

"Debemos recordar que estamos en las fases preliminares de una de las grandes batallas de la historia, que nosotros estamos actuando en muchos puntos de Noruega y Holanda, que estamos preparados en el Mediterráneo, que la batalla aérea es continua y que muchos preparativos tienen que hacerse aquí y en el exterior. En esta crisis, espero que pueda perdonárseme si no me extiendo mucho al dirigirme a la Cámara hoy. Espero que cualquiera de mis amigos y colegas, o antiguos colegas, que están preocupados por la reconstrucción política, se harán cargo, y plenamente, de la falta total de ceremonial con la que ha sido necesario actuar. Yo diría a la Cámara, como dije a todos los que se han incorporado a este Gobierno: «No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor».

Tenemos ante nosotros una prueba de la más penosa naturaleza. Tenemos ante nosotros muchos, muchos, largos meses de combate y sufrimiento. Me preguntáis:

¿Cuál es nuestra política?. Os lo diré: Hacer la guerra por mar, por tierra y por aire, con toda nuestra potencia y con toda la fuerza que Dios nos pueda dar; hacer la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de crímenes humanos. Esta es nuestra política.

Me preguntáis; ¿Cuál es nuestra aspiración?. Puedo responder con una palabra:
Victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo el terror; victoria por largo y duro que pueda ser su camino; porque, sin victoria, no hay supervivencia. Tened esto por cierto; no habrá supervivencia para todo aquello que el Imperio Británico ha defendido, no habrá supervivencia para el estímulo y el impulso de todas las generaciones, para que la humanidad avance hacia su objetivo. Pero yo asumo mi tarea con ánimo y esperanza.

Estoy seguro de que no se tolerará que nuestra causa se malogre en medio de los hombres. En este tiempo me siento autorizado para reclamar la ayuda de todas las personas y decir: «Venid, pues, y vayamos juntos adelante con nuestras fuerzas unidas.




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